La incorporación a la educación superior de herramientas como plataformas virtuales o redes sociales supone una nueva reformulación del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por esto García, Prieto, & Hurtado (2017), realizaron una investigación para verificar si realmente moodle y facebook son herramientas útiles de mediación en entornos virtuales de aprendizaje, donde destacan lo siguiente:
En la actualidad, la mayoría de los jóvenes han convertido a Internet en uno de los medios más utilizados (Budiman, 2008). Estudios del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) (2011), muestran que en España las redes sociales son empleadas preferentemente de forma diaria, y son los jóvenes de entre 18 y 34 años quienes más las utilizan. A la luz de estas investigaciones, la Educación Superior se encuentra en un período en el que ha ido superando la adaptación al uso de las TIC desde un plano más académico y de gestión, convirtiéndolas en unas herramientas y estrategias para la comunicación.
Dejando a un lado la idea inicial de que la digitalización de la información cambiaría el soporte primordial del saber, del conocimiento, los hábitos y costumbres con respecto al mismo (Adell, 2007). Por lo tanto, se ha logrado el objetivo de llegar a más estudiantes, consiguiendo un desarrollo del aprendizaje que va más allá de lo adquirido en las aulas (Betts, Kramer y Gaines, 2011), sin perder de vista que estamos ante un reto a superar y una aspiración para los profesores y el alumnado
universitario, quienes tienen la oportunidad de abrir nuevas vías de comunicación sincrónica y asincrónica.
En esta senda, el uso de las redes sociales es un fenómeno relativamente reciente en el campo universitario y su utilización como instrumento o recurso didáctico para establecer lazos de unión entre lo que ocurre en los diferentes contextos en los que participan los usuarios, no se ha explorado aún en toda su extensión y, más concretamente, profundizar en cómo afecta el uso de las redes a los estudiantes (Alonso y Alonso, 2014; Cabero, Barroso, Llorente, y Yanes, 2016; Cabero y Marín, 2014; Infante y Aguaded, 2012; Prendes, Gutiérrez y Castañeda, 2015). Debido a esto y tomando en consideración las ideas del Interactive Advertising Bureau (IAB) (2008, p. 6), donde se afirma que “los medios sociales son plataformas digitales de comunicación que dan el poder al usuario para generar contenidos y compartir información a través de perfiles privados o públicos”, se concreta que en esta categoría se incluyen las redes sociales, las cuales, aportan a los estudiantes el poder compartir mensajes audiovisuales y escritos y, por esta razón, es necesario que la universidad, preste atención a este fenómeno y se convierta en productor-consumidor de materiales en las redes
(Paniagua y Gómez, 2012).
Así pues, las redes sociales suponen una nueva dimensión en los procesos de aprendizaje y conocimiento (Wodzicki, Schwämmlein y Moskaliuk, 2012) y de entre ellas, estudios ligados con el uso de Facebook en la Educación Superior (Álvarez y López, 2013; Gray & Carter, 2012; Reina, Fernández y Noguer, 2012; Túñez y Sixto, 2012) resaltan varios postulados relacionados con la aportación de esta red social: aumento de la implicación del estudiante en el aula, valoración positiva
entre el alumnado, alternativa en la construcción de conocimiento y complemento fundamental para la docencia presencial y virtual.
Por otra parte, al igual que ha sucedido con las redes sociales, las plataformas de teleformación (e-learning) han visto potenciada su utilización en el marco educativo debido al creciente interés por parte de educadores y tutores, quienes han tratado de adaptar las metodologías de enseñanza tradicional a las nuevas exigencias de la comunidad a través de este tipo de recursos (Becerra y Martin, 2015; Ballesteros, Cabero, Llorente y Morales, 2010; López, Romero y Ropero, 2010; Meléndez Tamayo, 2013; Meso, Pérez y Mendiguren, 2011).
En cuanto a la tipología de servicios que ofrecen estos entornos virtuales de aprendizaje, se encuentran más de veinte tipos de plataformas de las que Moodle y WebCT vienen siendo tradicionalmente las más empleadas en el marco universitario (Marín, Ramírez y Sampedro, 2011).
En el caso que nos ocupa y siguiendo a Marín, Ramírez y Sampedro (2011:113), Moodle es entendida como “un sistema de gestión de cursos de libre distribución (Course Management System CMS) que ayuda a los educadores a crear comunidades de aprendizaje en línea”, a partir de ello son numerosos los trabajos (Cañada, 2012; Fariña, González y Area, 2013; Padilla, Águila y Garrido, 2015; entre otros) que han aportado las posibilidades (administración de espacios, comunicación permanente,
agilidad en la gestión de contenidos, amplitud en la gestión de grupos, múltiples opciones para evaluar, etc.) que como herramienta aporta a la educación, con el fin último de promover la creación y gestión de espacios de enseñanza y de aprendizaje en internet. Por esto, se puede decir que Moodle emerge como un espacio en el que tanto profesor como alumno pueden interaccionar durante su proceso de formación y aproximarnos así, a lo que se denomina “pedagogía construccionista social” (Silva, 2011).
En definitiva, la presencia de este tipo de recursos TIC en la Educación Superior ha supuesto que muchos centros hayan optado por emplear la docencia virtual o elearning como un modelo desde el que entender el proceso de enseñanza-aprendizaje mediante una óptica diferente.
Puedes acceder a la información completa en el siguiente link: https://drive.google.com/file/d/1AHMPEDry1WkPCjEsDYwAqpnI-v1JZH-w/view?usp=sharing
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